“Sola en el bosque” nació con nosotras. De nuestras vivencias en la infancia y preadolescencia. Y aunque habíamos crecido, todavía, durante algunas noches asomaba el lobo. Luego nos fuimos cruzando con otras compañeras que habían tenido que atravesar situaciones parecidas, diferentes o mucho peores. Pero que estaban de pie para poder contarlo. Y hasta denunciarlo.
Vivimos en carne propia el silencio nuestro y ajeno. Las cicatrices que quedan en el cuerpo y en la psiquis. Por eso sentimos que era tiempo de contar nuestra historia –y la de tant@s– y quizás ayudar a que otr@s se animen a hablar. Y, a los más grandes, a estar receptivos y atentos a lo que tienen para decir o callar l@s niñ@s.
La historia se sumerge en una problemática silenciada por generaciones. Es un tema ríspido, fuerte, que incomoda, que enoja, que duele, sobre todo que duele… Por eso el Servicio de Salud Mental del Hospital Materno Infantil San Roque de Paraná, Entre Ríos, me ayudó a cuidar las palabras que elegí para contarla. Muchas gracias!
Creo que cuando empezamos a hablar y a nombrar lo sucedido comenzamos a reparar el daño causado. Liberar la palabra es el primer paso para liberar el cuerpo, el alma y la mente. Debemos cuidar las infancias porque es ahí donde comienza todo. Por eso, hoy decidimos no callar más y gritar: ¡Fuera lobo!